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Un día en los zapatos de George Harrison

Publicado: 2009-09-26

Crónica de una de las experiencias musicales más interesantes de mi vida: tocar canciones de The Beatles en un escenario. Agradezco infinitamente a los amigos amantes de The Beatles que tocaron conmigo ese día.

Corrían las 10 de la mañana de un noviembre pasado cuando me llegó la noticia: me habían invitado a participar en un tributo a The Beatles en el Mochileros Bar de Barranco. Me emocioné porque nunca había podido tocar un cover de mi grupo favorito e idolatrado frente a un público conocedor de su extensa discografía. Siempre que tienes 19 años [los tenía en ese momento] y, tocas alguna canción beatle, todos te dicen: "¿no te sabes una de Sin Bandera?" Al menos eso me pasaba a mi. No tengo nada en contra de Sin Bandera. Es más, alguna vez toqué y dediqué alguna balada pop de ese grupo para alguien; sin embargo, nunca me pedían una de The Beatles. He ahí la razón de mi entusiasmo por la tocada que se venía. Pero me faltaba lo esencial para subirme en el escenario: el grupo.

Y es que luego de tocar muchas veces sin éxito con Sociedad Anónima (primer grupo creado con mi buen amigo de colegio Javier) y con Seis Cuerdas [con mis compañeros de la facultad de Arquitectura de la Universidad Ricardo Palma], había "tirado la toalla" con eso de pertenecer a grupos de rock. Sí, me encontraba solo con mi fiel guitarra eléctrica. Entonces, le comenté lo que pasaba a Víctor Yaya, músico y guitarrista del grupo peruano de rock Claroscuro, lo que estaba sucediendo. Decidió ayudarme. Le pasamos la voz al "chino" Miguel Nakagawa, segunda guitarra de Claroscuro, y emprendimos la aventura musical.Es así que Víctor tomó las riendas del nuevo e improvisado grupo que se estaba formando y decidió que lo mejor sería tocar las canciones del disco más famoso de la historia: Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band o, si así lo prefieren, La Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta.

Pero alguien estaba en desacuerdo con esto. Sí, el que escribe estas líneas. Yo prefería el disco Abbey Road por una sencilla y a la vez gran razón: SOMETHING (la canción más linda compuesta por George Harrison y, según Sinatra, "la mejor canción de amor de todos los tiempos"). Así que decidimos hacer un set list con canciones de ambos discos. Sin embargo, ninguno de los tres quería cantar: el chino le teme a los micrófonos, Víctor quería dedicarse a la segunda guitarra y yo soy el amante de las gallinas, don gallo. Así que decidimos que la voz debía ser femenina y llamamos a Natalia Vajda, una amiga que estudia Ingeniería de Sonido y también fanática de los fab four y Fiona Apple. Ensayábamos los martes y jueves en mi cuarto (gracias a mi laptop y al fabuloso Sony Vegas) y los sábados en el estudio de Cristhian. Esa era nuestra rutina semanal. Luego de muchos ensayos decidimos las "posiciones finales" en el escenario: Víctor iría en la segunda guitarra, el "Chino" en el bajo, Cristhian en la batería, Natalia en la voz y yo en los teclados y primera guitarra. Así tocaríamos.

Y llegó el día. Un 7 de diciembre del 2006. Un día antes de celebrarse un aniversario más de la muerte del genial John Lennon. ¿Nervios? No. Era ansiedad. Eso era lo que sentía en la mañana de ese día pues quería que sean las 10pm para empezar a tocar y ser un beatle más. ¿Qué faltaba entonces? Aunque no lo crean nos olvidamos de un "pequeño" detalle: el nombre de esta nueva banda beatle. A mí me daba igual el nombre que escogieran, así que Víctor decidió llamarnos LOS RIGBYS (en obvia referencia a la genial canción de McCartney, "Eleanor Rigby"). Entonces, diseñé rápidamente un logo para ponerlo en la batería de Cristhian. Sí, quedó bien clásico. Un cambio de cuerdas, una "pasada de trapo" a la guitarra y un buen estiramiento de dedos para el siempre útil teclado. Definimos las canciones: primero, iría Fixing a Hole y When I´m 64; luego, Oh Darling! y Something (confieso que toqué el solo casi con lágrimas en los ojos) y, finalmente, cerraríamos con el reprise de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. Estábamos listos. Al menos así parecía.

Del concierto sólo diré que salió bastante bien. Definitivamente hubo problemas con la consola de sonido o los micros acoplándose. Nada fuera de lo normal. Recuerdo que fueron todas las personas que invité, al igual que las amistades de mis compañeros del grupo. ¿Inolvidable? Por supuesto. ¿Lo mejor de la noche? Something. Nunca olvidaré lo que fue estar en los zapatos de George Harrison por una noche, interpretando esa maravillosa canción. No fuimos precisamente Ringo, Paul, John ni Yoko (la fémina del grupo), pero me sentí como George. Al menos lo intenté.

Gracias a: Víctor Yaya y Miguel Nakagawa (grandes amigos del grupo de rock Claroscuro), a Cristhian Vargas (batería del grupo de rock TsunamiKill) y a Natalia Vajda (buena amiga, gran fanática de Fiona Apple y guitarra de las Electroboobies).


Escrito por

Fernando Alayo Orbegozo

dos años en una facultad de arquitectura fueron suficiente tiempo para descubrir que lo mío está en el mundo de las letras. por cosas del destino (y un examen de orientación vocacional), decidí seguir la carrera de periodismo. no me puedo quejar. la otra mitad


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(cierra paréntesis)

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